Te invitamos a continuar con la cadena de amor a través de los tiempos entregando este mensaje de salvación a más personas.
Te invitamos a continuar con la cadena de amor a través de los tiempos entregando este mensaje de salvación a más personas.
Nuestro Padre celestial desde el comienzo se comunicó con la humanidad intentando en muchas oportunidades guiarnos por el camino de la verdad, sin embargo el enemigo de la salvación no descansa en intentar confundir, es por eso que queremos compartir el camino a la verdad con usted, donde Dios definirá la ruta a seguir para llegar a nuestro hogar celestial en el cielo nuevo y tierra nueva viviendo por la eternidad, sin pecado, en paz, sin dolor, sin enfermedades .
Un espacio de crecimiento y unidad en Dios.
Te invitamos a ser un hijo del Dios en espíritu y en verdad.
Adorar a Dios en espíritu es sin lugar a dudas un privilegio, dado que implica estar relacionado con nuestro Padre Celestial en un ámbito invisible a los ojos y que no depende de nosotros como seres humanos, sino que depende de Dios, por eso, Mateo 16:17 «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos».
Adorar a Dios en verdad también es un privilegio, dado que ser adorar en verdad implica conocer la doctrina original de Dios, aquella que desde el inicio del mundo EL estableció, que cuando vino el Señor Jesús confirmó y enseñó a sus apóstoles, las que consideran una serie de doctrinas comprendidas y ordenadas correctamente según el parecer de Dios y no de los hombres, que en la biblia se menciona así 1Pedro 1:22 «Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad », si la verdad implica obediencia es porque es un conjunto de instrucciones o doctrinas dadas por Dios a su manera, modo y orden.
En esta área anunciaremos con anticipación las fechas de las fiestas solemnes, eventos de interés general e informaciones relevantes para nuestra congregación y amigos interesados.
“Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos;”